“El periodismo siempre está en peligro”
 por Fernando Campello

Las palabras iniciales de la directora de la mesa, Rosa Massagué, de El Periódico de Catalunya, en las que admite que las amenazas para la profesión habían estado presentes en los debates previos del diálogo “Información, poder y ética”, dan una idea de la importancia y pertinencia de este debate en estos momentos.

En turnos de diez minutos cada uno, los conferenciantes expusieron sus ideas sobre las dificultades actuales del periodismo centrándose en la prensa escrita. Abrió las intervenciones Joan Carles Rius, quien destacó tres peligros claros: la información como espectáculo por la influencia televisiva, la dificultad de conectar con el nuevo público y los esquemas todavía antiguos por los que se rige el periodismo escrito. Sin embargo, a su juicio el gran riesgo para la prensa radica en la pérdida de su función crítica.

A Rius le sucedió un simpático David Randall, que, entre alusiones a David Beckham, cargó contra los localismos periodísticos en defensa de las tesis de su libro El Periodista Universal. “Sólo hay dos tipos de periodistas, los buenos y los malos”, declaró el subdirector del dominical de The Independent. Según él, los malos son los que esperan a las noticias sentados en su despacho, dedicándose a leer las hojas de prensa y que no se han enterado que procesos como la globalización son reales y de que ya no sirven los nacionalismos periodísticos. Los buenos son los que “levantan la calidad intelectual de nuestro trabajo”, los que van a los lugares a contar lo que ven aunque no sea lo que queiren leer los que mandan.

“El periodismo siempre está en crisis y en peligro, por eso necesita una permanente adaptación al cambio” aseguró Bieito Rubido, que insistió que esa perpetua mutabilidad es la esencia de la profesión. Acto seguido afirmó sin reparos que la prensa no va a desaparecer y, que por lo tanto, el peligro, no es tan grande. Sin embargo, en un arranque de autocrítica muy poco frecuente en la prensa española mencionó “la pérdida de profundidad que los periodistas estamos perpetrando”. Su lista de principales amenazas para la profesión, reducida por la falta de tiempo, no tuvo desperdicio: la dependencia económica, la pérdida del valor de las redacciones, despreocupación por la formación, censura o superconcentración de los medios, entre muchas otras.

Para rematar las intervenciones, Aidan White, presidente de la Federación Internacional de Periodistas, aludió rápidamente a las amenazas hacia los periodistas en muchos países. Habló de la globalización y la concentración de los medios en unos pocos grandes conglomerados de empresas multimedia, y de cómo eso hace que la tarea del periodista sea más difícil por no disponer del tiempo suficiente para entregar una información de calidad. También insistió en la necesidad de una ética que centró en tres valores: la verdad, la independencia y tener en cuenta las consecuencias de lo que se escribe.